viernes, 4 de mayo de 2012

Capitulo 3

Robin y Sanji ya habían salido de la librería hace ya bastante tiempo, el rubio había ayudado a la arqueologa con los libros que se había comprado y los de él mismo. Desde que vio a aquella chica de ojos rubí la había tenido en la cabeza todo el rato pero eso no hizo que no se comprara libros, si no que al contrario, se compro cinco pero desde que la perdió de vista... Le daba pena no volver a verla. Era cierto que filteabra con cualquier chica guapa que viera en cualquier isla, se enamora de ellas totalmente y luego no las volvía a ver... sí pero... no le daba pena ni lástima. En cambio con aquella rubia...
No le había dejado hablar en la librería con lo cual solo había podido admirar su belleza y no le había podido decir que era la mujer más hermosa del mundo y que se había enamorado de ella. No pudo...

-¡Robin! ¡Sanji! -les llamó feliz Usopp al ver que volvían de la ciudad- ¡Porfin llegais!

-Sí- dijo Sanji subiendo a la cubierta detrás de Robin- , voy a guardar las bolsas...

-¿Le pasa algo? -preguntó Usopp a Robin tras a ver perdido al cocinero de vista, la arqueologa se encogió de hombros sin saber responder

-A lo mejor está cansado- dedujo Robin marchandose de allí

-Todo el mundo me deja solo...- murmuró Usopp viendo el paisaje- Ese de ahí... ¡Oi Zoro!

**Momentos antes...**

El espadachín seguía y seguía andando pero no pensaba en encontrar a uno de sus nakamas si no más bien pensaba en la chica que estuvo apunto de llevarse su katana... ¿Por qué le daba tantas vueltas? Aquel sake... le había emborrachado demasiado... ¿Cómo era posible que pudiera hipnotizarse con unos ojos bonitos? No, no eran solo bonitos eran...

-"Preciosos..."- pensó Zoro pero al darse cuenta de lo que había dicho se sorprendido- "¿Yo diciendo esa palabra? ¿¡Pero que me pasa?! Maldito sake... tengo que dejar de beber..."

Pero él sabía perfectamente que no iba a dejar de beber, adoraba el sake y esa era una de las cosas más importantes, lo primero estaban sus katanas, luego, su sueño, en tercer lugar, su entrenamiento y por último pero no menos importante, el sake.
Su paso se relentizó uno poco... Zoro estab muy pensativo con aquello que acababa de penser... era cierto que aquellas cuatro cosas eran su vida pero... ¿Podía entrar una mujer en ese primer lugar? Se sintió rídiculo al pensar en esas tonterías... sabía que siendo como era no iba a conseguir esposa. Era cierto que era atractivo fisicamente ya que muchas mujeres se le habían lanzado a él en algunas islas pero si le conocieran psicológicamente... se apartarían de él sin dudarlo. Era cabezota, gruñon, de muy mal humor y solo pensaba en entrenar y dormir... ¿Quien podría aguantarlo? Nadie.

-¿En qué piensas?- le preguntó una voz femenina

Zoro se puso en alerta y buscó con su mirada para ver quien era aquella mujer... Miró arriba y en la rama de un árbol encontró a la chica que antes había intentado robarle su katana...

-¿Qué quieres?- dijo seriamente- Si intentas volver a robarme la katana, lo llevas claro

-Tranquilo... no voy a robartela- dijo tranquilamente mientras jugaba con una manzana que tenía en sus manos

-¿Entonces? ¿Qué quieres?- dijo secamente, aunque le costara quería parecer lo más frio y distante que pudiera... si le hacía entender a la chica que le "atraía"... sería un punto negativo a su favor...

-La pelirrosa suspiro y le dió un mordisco a la manzana dejanso sus labios llenos del jugo de la manzana- Nada...

No entendía nada, Zoro estaba confuso, decidió ignorar y se fue pero antes de que se alejara de ella lo suficiente como para no oirla la ojiazul dijo algo...

-Espero volver a verte... - dijo atractivamente y sin previo aviso desapareció...

Aquello había pasado hace unos minutos y ahora por arte de magía había encontrado el barco... pero estaba tan absorto en esas cuatro palabras que le había dicho que estaba en otro mundo... Sus labios, su boca... podía hacer un mundo de cada parte de su cuerpo...

-¡Oi Zoro!- la voz del franco tirador lo sacó de sus pensamiento y este levantó la vista para buscarlo- ¡Porfin llegas! ¡Venga sube al barco!- le animó el narizón

-Voy, voy- dijo el espadachin acercandose al barco y subiendo a él- ¿Ha venido alguien más?

-Sí, Robin y Sanji

-¿El cocinero estúpido está aquí...?- suspiró- Bueno, me voy a echar la siesta

-Tú siempre durmiendo...- se quejó Usopp

-"Ahora creo que es lo mejor para mí..."- pensó mientras se sentaba en una de las barandillas y cerraba los ojos...

"Lo mejor será olvidarse de ella..." pensarón los dos a la vez


martes, 1 de mayo de 2012

Capitulo 2

Zoro había conseguido perderse cinco veces, una de ellas había conseguido salir de la isla y llegar a un acantilado, en otra en un callejón sin salida, otro callejón sin salida, otra vez el acantilado... y otro callejón.

-¿¡Por qué hay tantos callejones sin salida?!- gritó Zoro mientras volvía a perderse saliendo del pueblo- Odio este maldito pueblo, malditos callejones y maldito...- llega hasta el acantilado- ¿¡POR QUÉ TENGO QUE LLEGAR SIEMPRE AQUÍ?!

Respiró hondo, se había perdido, lo admitía, primer paso superado para conseguir eliminar ese horrible defecto que tenía...
No sabía que hacer... al parecer se había perdido tantas veces que ya no veía el barco... ni si quiera se había encontrado con alguno de sus nakamas... En aquella situación incluso ver al estupido cocinero habría sido una GRAN ayuda para él, pero nada... No los encontraba, odiaba su suerta a veces...´
Dió media vuelta y volvió a intentar encontrar a alguien o a su barco... En su camino se encontró una casa alejada del pueblo, se acercó a ella, no era una casa, era una taberna.

-"Porfín algo bueno"- pensó sonriente mientras entraba allí

Buscó en sus bolsillos y el sonido y el contacto con las monedas le afirmó que sí que tenía dinero, al menos Nami no le había rebuscado en sus bolsillos para ver si tenía algo de su apreciado y amadado dinero... Se sentó en un tabureta que daba a la barra de la taberna, un hombre le atendió y nada más pedir su preciado sake, el hombre le dió una botella llena de aquel licor. Bebió un poco, estaba fuerte, seguramente sería del South Blue... o quizá del West Blue. Le dá otro trago, normalmente la gente que bebiera así el sake, sentiría que su garganta ardía y su estomago tambien pero... llevaba tanto tiempo bebiendo que incluso ese calor en su garganta y su estomago era algo con lo que disfrutaba.
Dejando aparte el sake y su sabor... Zoro miró el local, había gente, en general hombres, hombres borrachos, hombres que a primera vista dan respeto... hombres. Bebió un poco más de su botella y vió a alguien entrar a la taberna, llevaba una capa que le tapaba todo el cuerpo y su cabeza era cubierta por una capucha con la cual no se podía ver si era hombre o mujer... Zoro le restó importancia, alguien que quería beber. Bebió de su sake y miró por la ventana, hacía un bonito día. La persona encapuchada se acercó a la barra y se colocó justo al lado de el peliverde, no dijo ni hizo nada... minutos más tarde el encapuchado se fue en dirección a la puerta.
Zoro ya había terminado su botella, ya había pagado, solo faltaba coger sus katanas y marcharse pero... cuando fue a coger sus tres katanas, solo encontró dos... Le faltaba la de Kuina, la de su amiga muerta, la de su contricante... el tesoro de Zoro. Miró al suelo, a lo mejor se le había caido... no estaba... miró por todas partes, si alguien se la hubiera quitado se habría acercado a él y la unica persona que lo había echo... Miró al encapuchado.

-¡Alto!- le gritó Zoro, pero el encapuchado echó a correr y tras él, el espadachín

El peliverde no podía permitir que ese ladrón le quitara aquella katana, fue más rápido, el ladrón tenía ventaja pero Zoro era más rápido. Entraron en un claro, con la ayuda de los árboles el ladrón consiguió marear al espadachín, pero eso no hizo que este se detuviera estaba apunto de pillarle tan solo tenía que correr un poco.

-"Mierda ya casi me tiene..."- pensó el ladrón mientras corría con la katana en sus manos- " Con la katana no puedo ir más rapido y si uso eso... se me escapará... mierda..."

Tras correr tanto los dos estaban quedandose sin fuerzas en las piernas y el aire era necesario... Llegaron a un enorme claro y tras usar sus últimas fuerzas Zoro pudo agarrar al ladrón del brazo, su agarre fue tan fuerte que la katana calló de las manos del encapuchado y su capucha calló tambien dejando ver su rostro.
Era una mujer... sus ojos eran azules como el cielo, su cabello era de un rosa palido y su piel era blanca. La ladrona se sentía indignada, ¡la habían cogido! Nunca antes alguien la había capturado... Frialdad y seriedad era sus segundo sentimiento ahora y no podía ignorar el dolor que le estaba haciendo aquel chico de ojos negros... De un tirón se soltó que aquel agarre y se alejó de él olvidandose de la katana.

-No vuelvas a tocar esta katana, ¿me has oido?- le dijo con una mirada escalofriante y muy fira

Un pánico que nunca antes había sentido hacia alguien recorrió el cuerpo de la pelirosa... ¿cómo era posible que alguien produciera tanto miedo? Pudo esconderlo con una mirada fria y sin sentimiento alguno. Vió cada movimiento del espadachín, como se agachaba a recoger lo más preciado para él, como en su rostro se mostraba el alivio al ver que su katana no había sufrido daños y como se alejaba de ella. ¿Es qué acaso no le iba a matar por haberle robado la katana? No lo entendía... Pero no iba a quedarse allí a esperar que la matara, aun mirando como se marchaba su cuerpo empezó a desaparecer y a combertirse en aire, no iba a olvidar aquellos ojos negros como el carbón y aquel extraño color de cabello nunca...

Zoro se volvió para verla, no estaba, había desaparecido, volvió a mirar hacia delante y siguió su camino... no sabía como iba a encontrar a sus nakamas pero lo iba a intentar. En su camino de vuelta seguía en su mente aquella chica, no sabía por qué, quizá por el alcohol, pero por unos momentos, nada más verla pensó que aquella chica era realmente hermosa...